Bioemprendedores IV: Gotaskaen, la segunda vida de lo que otros no quieren

Dicen que París es una ciudad inspiradora, y al menos para Yarismar, que a través de lo que vio y vivió en la capital francesa decidió iniciar un proyecto de upcycling que convierte lo que otros no quieren en bolsos y carteras llenas de arte y de originalidad.

Pero, ¿qué es el upcycling? Se trata de reciclar y reaprovechar elementos que están destinados a convertirse en residuos para crear nuevos objetos. En pocas palabras, dar una nueva vida a lo que en condiciones normales sería basura.

Yarismar usa para sus bolsos de Gotaskaen cámaras de bicis, banderolas, tela de descarte, ropa en desuso, madera, metacrilato, restos de rebajes de piel… La intención es que prácticamente nada de lo que se usa para crear los bolsos sea de nueva producción.

15219482_1810041995948100_8298225634682778136_nY no son simplemente bolsos, porque además tienen una inspiración artística que los hace muy especiales: «Nos gusta tener una identidad sevillana en la marca, y Sevilla es una ciudad muy barroca en donde Francisco de Zurbaran  creó escuela, y de donde nace Gotaskaen, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla se pueden apreciar las obras de este artista y gozan de unos estampados en sus ropas que es casi necesario sacarlos del museo. Y Jackson Pollock  por la fuerza visual  del expresionismo abstracto, aparte del amor que se le tiene a aquel continente, es como un “no te olvido”. Ambos pintores son antagónicos,  el barroco muy racional y el expresionismo irracional, son elementos artísticos  que le añaden ese valor añadido (necesario para el upcycling) a cada pieza que sale del taller de Gotaskaen», nos cuenta Yarismar. Arte, elegancia y originalidad, hacen de estos complementos una compañía indispensable para darle un toque distinto a tu estilo, tanto de diario como en ocasiones especiales.

Los bolsos de Gotaskaen se fabrican en Sevilla, de la mano de los diseños de Yarismar y de la habilidad de una costurera que le apoya en sus creaciones. Además también cuenta con el apoyo de un taller artesano de la piel para algunas de las partes de sus originales complementos.

Además, y como nos gusta en SyS, es un proyecto asequible a todos los bolsillos. Los bolsos, carteras y monederos de Gotaskaen van de los 20 a los 50 euros, e incluso en ocasiones especiales como en BioCultura, disponían de bolsos de antiguas temporadas por solo 10 euros. Para poder comprar, basta con ver el complemento que te gusta en su web, y contactar con ellos para que te indiquen si disponen de él y que te lo envíen.

 

BioEmprendedores III: Eco-logis boïen, vacaciones con conciencia

En el pasado post hablamos de las alternativas turísticas sostenibles que tenemos a nuestro alcance para reducir nuestra huella cuando viajamos o cuando queremos descansar y desconectar
Os comenté que este año íbamos a probar la experiencia de un alojamiento ecoturístico, y como lo prometido es deuda, aquí va la historia de nuestra estancia en el Eco-Logis Boïen de Biganos, en el delta del río Leyre, cerquita de la Bassin d’Arcachon.

IMG_0042Leyre, reservas ornitológicas… Un tesoro ecológico que se ve amenazado porque la zona se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los franceses, sobre todo de los parisinos, para pasar sus vacaciones.

En ese entorno arrebatador en el que se mezcla las pequeñas casas de pescadores con las mansiones de famosos de Cap Ferret, la mayor duna de arena de Europa con los pequeños puertos ostrícolas, Jean Marie y Elisabeth decidieron instalar su pequeña casa de huéspedes, «chambres d’hôtes», en francés.

Fabricada en maderaIMG_0034 siguiendo la estructura de las construcciones tradicionales de la zona y con criterios de sostenibilidad y ahorro energético, la casa cuenta con dos habitaciones, con capacidad hasta para seis personas, e incluyen un servicio de desayuno con productos locales y orgánicos, algunos de ellos, procedentes del propio huerto y los frutales que mantienen sus dueños.

Pero quizás la experiencia más «ecológica» de este lugar no está tanto en lo material, como en lo inmaterial. En Jean Marie y Elisabeth que te acogen con una hospitalidad cariñosa y cálida, y que además se desviven no solo porque estés bien, sino por explicarte cada rincón de la Bassin con una pasión que se contagia y que hace que prácticamente seas incapaz de pisar una flor sin sentir que estás acabando con un poquito de una pequeña joya de la naturaleza francesa. Además, disponen y facilitan información sobre las rutas ciclables de la zona (nos dio auténtica envidia cochina poder usar unas rutas así de bien preparadas), sobre la práctica del kayak, sobre excursiones a zonas interesantes de la Bassin como  las Cabanes Tchanquées, la Île des Oiseaux, la reserva ornitológica, o incluso la posibilidad de compartir un día de trabajo y de descubrimiento de la tarea de pescador y ostricultor con uno de los profesionales de la zona.

Esa humanidad, que contrasta con la frialdad con la que estamos acostumbrados a tratar en los hoteles «normales» es el punto fuerte de este alojamiento, también a nivel de sostenibilidad, porque, al final, no tenemos que olvidar que por más que seamos estrictos en cumplir todas «las normas» ecológicas para preservar nuestro entorno, si no lo amamos y sabemos transmitir ese mensaje, de poco va a servir. Y es que parte de ser personas sostenibles es no olvidar que somos humanos y que formamos parte clave de esto que se llama entorno. Si no estamos «dentro» no lo vamos a saber respetar y cuidar como debemos.

Esa es la lección fantástica que aprendimos en Biganos de la mano de Jean Marie y Elisabeth, y de la gente que pasó por esa casa durante la estancia, y la gente que se cruzó en nuestro camino esos días. De los paisajes, de la gastronomía, y del amor por un lugar que merece ser amado por su calma, su belleza y su fundamental importancia como ecosistema húmedo.
Y desgraciadamente, si el deshielo de los polos sigue al ritmo que está previsto, y no hacemos nada para evitarlo, la Bassin d’Arcachon será de las primeras cosas que desaparecerán en la costa francesa.

 

BioEmprendedores II: La Troje, recuperando semillas y biodiversidad

Hace unas semanas tuvimos la ocasión de colaborar con el blog tomatos-1-427008-mCocinatis.com con un artículo sobre las variedades hortofrutícolas que se están recuperando gracias a la agricultura ecológica. Para realizarlo, hablamos con la gente de La Troje que nos dieron una interesante visión sobre su trabajo. Como no tuvimos espacio para que pudieran explicarlo todo, aprovechamos el blog para reproducir la entrevista completa y acercaros este interesante proyecto.

¿En qué consiste vuestro proyecto?

La Troje es una Asociación creada para la recuperación de variedades locales de hortícolas y frutales de la Sierra Norte madrileña. Las variedades locales o tradicionales son aquellas que han sido seleccionadas a lo largo de los siglos por generaciones de campesinos, que las han ido adaptando a las condiciones cambiantes de  sus zonas de cultivo desde que empezó la domesticación de las plantas, allá por el neolítico.

La riqueza genética y cultural que nos aportan éstas variedades es incuestionable, siendo la biodiversidad de los cultivos una de las premisas básicas para un manejo ecológico de los huertos.  Por ésto, y ante la creciente pérdida de diversidad agrícola a escala mundial, decidimos dedicarnos a buscar y recuperar aquellas semillas de variedades tradicionales que aún se conservaran en la zona donde vivimos, la Sierra Norte de Madrid.

A lo largo de los 12 años que llevamos en ésta tarea, el proyecto ha ido evolucionando desde éste objetivo concreto, ampliando sus expectativas y adoptando los principios de la agroecología, llegando a constituir una forma de entender y estar en el medio rural en el que se contempla la integración de lo social, ecológico y económico para un modelo de vida sostenible y justo.

 

¿Qué variedades o especies tradicionales que estaban desapareciendo de la comercialización habitual habéis podido recuperar?

Tradicionalmente los cultivos en ésta zona se han dado en pequeños huertos  para el autoabastecimiento de las familias y su ganado, ya que la Sierra norte tiene vocación ganadera más que agrícola por sus características de suelos más bien pobres y clima frío gran parte del año (de ahí su denominación un tanto despectiva de “ la sierra pobre”). Unicamente se llegaron  a comercializar judías y fruta (manzanas principalmente) a pequeña escala, cultivos mejor adaptados a la montaña y que eran demandados incluso desde la ciudad de Madrid. Es por esto que éstas variedades se han conservado mejor, y  hemos podido recuperar 21 tipos de judías tradicionales y 73 de frutales, entre manzanos, perales, cerezos y ciruelos.

Del resto de cultivos hay menos diversidad, pero no por ello son menos importantes, ya que son variedades muy adaptadas a las condiciones particulares de la Sierra, tanto al medio físico como a los gustos y las “formas de hacer” que constituyen la cultura de los pueblos. Así, hemos conseguido recuperar unas 28 variedades de hortalizas entre tomates, lechugas, pimientos, calabacines, pepinos, etc.

 

¿Cómo es el proceso para recuperar una variedad?¿De dónde salen las semillas, qué procesos se siguen?

Al hablar de variedades hortícolas estamos hablando de material vivo. Las semillas de las plantas de huerta son capaces de aguantar almacenadas un cierto número de años (de 2 a 10, según la especie), pero van perdiendo su viabilidad y finalmente mueren. De ahí la importancia de resembrar y cultivar éstas variedades a lo largo de los años para que se mantengan.

En la Sierra Norte, como en muchas tras zonas rurales, se estaban dejando de cultivar variedades tradicionales, tanto por el abandono de los huertos como por la tendencia muy fuerte a cultivar variedades comerciales (las semillas “de sobre”).  Las semillas de las variedades antiguas quedaban guardadas en botes olvidados, perdiéndose poco a poco.

Ante la urgencia de la situación, el primer paso es encontrar ésas semillas que se están dejando de cultivar. En La Troje empezamos un proceso de prospección que nos llevó cerca de 7 años, y con el que seguimos aun ahora . Esto se hace visitando a los y las hortelanas de los pueblos, principalmente personas mayores que han sido los verdaderos guardianes de estás variedades, y que las han mantenido con su cultivo, uso y conocimiento cultural asociado. Ellos y ellas son los que voluntariamente nos han dado semillas y transmitido la información asociada a cada variedad que cultivan.

A partir de ésta prospección se crea un banco de semillas, que ha de mantenerse vivo a base de reproducir las semillas cuando lo necesiten para que no pierdan su viabilidad. En realidad, la única forma de mantener las variedades locales vivas es que se las valore por todas sus ventajas tanto a nivel de agricultor como de consumidor y que se utilicen, se cultiven y se consuman.

 

¿Qué recepción tienen estos productos en el mercado? ¿Y a nivel gastronómico?

Ultimamente estamos observando una tendencia a encontrar en el mercado diferentes variedades de cada verdura, lo que nos indica que el consumidor está valorando positivamente el acceso a  diferentes formas, sabores, texturas y colores en los productos que usa. Aunque hay que recordar que las cualidades organolépticas, e incluso nutricionales, de las verduras tienen mucho que ver con la forma en que se cultivan: no es lo mismo un cultivo en ecológico respetando los tiempos de desarrollo de cada hortaliza que un cultivo industrial a base de fertilizantes minerales, normalmente  forzados por diferentes métodos.

Las variedades tradicionales están muy asociadas a una forma de cultivo no intensivo, donde se mira no sólo la producción de kilos de fruto a corto plazo, sino otros valores que lo hacen rentable, tales como la comentada calidad organoléptica y nutricional del producto, o  la rusticidad y adaptación al terreno que hacen que éstas plantas sean menos sensibles a enfermedades y por tanto menos necesitadas de tratamientos fitosanitarios. El consumidor debería conocer tanto la calidad de los alimentos que adquiere como las implicaciones de la forma de producirlos para hacerse una idea del valor real del producto.

Actualmente hay algunas iniciativas de comercialización de variedades tradicionales que están dando resultados muy aceptables. En la C.A.M. Puede servir de ejemplo la puesta en el mercado  del tomate gordo de Patones, el sonrosado de Robledillo o el judión de Montejo. Además, varios cocineros profesionales se han puesto en contacto con nuestra Asociación manifestando gran interés por conocer las diferentes variedades de hortalizas, de cara a investigar en las posibilidades culinarias que brindan.

 

¿Qué obstáculos os encontráis a la hora de recuperar estas variedades?

En un modelo campesino de gestión de la biodiversidad agrícola, la responsabilidad del mantenimiento de las variedades se reparte entre muchas personas: todas cultivan y todas guardan semilla de una u otra variedad, si a tí se te dá mal un año tu vecino puede darte semillas para el año siguiente. Además, cuando hay muchas plantas de una misma variedad y mucho intercambio de semillas de las mismas, no hay problemas de pérdida de variabilidad genética que puede llevar a la degeneración de la variedad.

En éstos tiempos, ya no queda casi nadie cultivando éstas variedades. Entre las pocas personas que llevamos la parte productiva de la Asociación,  tenemos que trabajar con un número significativo de variedades diferentes, hay que impedir que se hibriden unas con otras, y sembrar cada año la cantidad de plantas necesaria para mantener una adecuada variabilidad genética, y eso se hace aveces un poco complicado.

Aunque poco a poco hay mas agricultores que descubren las bondades de las variedades que estamos manteniendo y se van animando a cultivarlas, con lo que tenemos la tranquilidad de nos ser los únicos garantes de su continuidad.

 

¿Está nuestro paladar mal acostumbrado a las variedades comerciales y no apreciamos otras?

A la hora de elegir un producto, creemos que el consumidor convencional se guía más por el aspecto y el precio de los alimentos que por cualquier otra característica. Abriendo un poco nuestras expectativas, es fácil llegar a valorar otras variedades, cultivadas además según métodos más respetuosos social y ambientalmente.

La gente que prueba, por ejemplo, los tomates de la huerta suele comentar: “¡éstos si que saben a tomate, y no los de las tiendas!”. Desde La Troje, organizamos catas de tomate todos los años para que la gente pueda comprobar que no sólo hay un tipo de sabor a tomate, sino que existe un mundo de diferentes posibilidades: según la variedad los encontramos más o menos jugosos, carnosos, dulces, ácidos,…Las personas participantes suelen quedarse gratamente sorprendidas.

 

¿Qué papel han tenido las técnicas de cultivo ecológico y la sabiduría popular a la hora de poder recuperar estas variedades?

Como hemos comentado antes, las variedades tradicionales son un legado de nuestros mayores, que las han mantenido hasta nuestros días. No habría sido posible recuperarlas sin ellos y sus conocimientos, sin su saber trabajar y adaptarse a las particularidades de su ambiente.

Nuestro reto principal es tomar el relevo en el mantenimiento de ésta herencia, en la que los campesinos de todos los tiempos han ido creando, modificando y seleccionando cultivos, en un proceso coevolución contínua  cuyo resultado es la enorme diversidad agrícola que ha llegado a nuestros días.

Estos se traduce, en lo concreto,  en que cuando nos entregan un puñado de semilla de una variedad desconocida para nosotros, hemos de recoger toda ésa información asociada a cada variedad que tiene que ver con sus formas de cultivo y de uso. Incluye conocimientos del tipo cómo es el tamaño, forma y color del fruto, si es precoz o tardío, si necesita tutores o no, si se siembra en primavera o en verano, si necesita más o menos agua, el momento de recolección (verde o seca  en judías, verde o rojo en pimientos), si hay alguna receta tradicional elaborada con ésa variedad en concreto, si se conserva para el invierno de alguna manera,…

En nuestros huertos, aprovechamos éstos manejos y saberes tradicionales locales, y los integramos con técnicas de agricultura ecológica, de forma que los años de experiencia agrícola en la zona nos permiten mantener una buena salud en nuestros cultivos y aprovechar al máximo la potencialidad de cada variedad.

 

¿A qué tipo de clientes surtís y cual es su feedback?

La Troje está integrada por productores y por consumidores, de forma que se cubren las necesidades de unos y de otros. Las personas que tienen acceso a lo que producimos forman parte de la Asociación con la figura de Socio Colaborador, por lo tanto no son clientes. Hay una relación muy directa con ellos y ellas, reciben información puntual sobre los productos disponibles y las actividades de la Asociación (charlas, catas, seminarios, cursos, etc) y recogemos sus opiniones en un contexto de evaluación continua de las variedades y de nuestros métodos de producción, ¡siempre hay que aprender y mejorar!

 

Una app que te ayuda a consumir responsablemente

En SyS esperamos que poco a poco os vayáis concienciando de que a la hora de ir a comprar no solo hay que mirar el precio, sino que también es fundamental repasar el etiquetaje de los productos para saber dónde están fabricados, con qué tipo de ingredientes, con qué métodos, siguiendo qué estándares… Probablemente algunos penséis «qué lata mirar todo eso, yo miro que me guste y sea barato y listo», pero nosotros queremos invitaros a realizar un consumo responsable, que ayudará a vuestra salud y sobre todo, a la de nuestro entorno. Así que seguimos con nuestra copla.

Uno de los primeros posts de este blog fue un pequeño catálogo de certificaciones ecológicas (etiquetas ecológicas) en produunnamed (1)ctos de alimentación/menaje-hogar/ropa, etc. Nos consta que es un
o de los posts más visitados, por lo que nos alegramos de poderos acercar una nueva herramienta en este sentido, que además os resultará mucho más práctica, ya que la podréis llevar y consultar en vuestro móvil.

Se trata de la app Labels for your Planet diseñada y lanzada InèditQuiero salvar el mundo haciendo marketing, y Solusoft y que recoge los principales estándares y etiquetas que certifican la fabricación ecológica, el uso de productos de origen orgánico o el tratamiento respetuoso de los medios naturales.  La app está disponible para Android y es gratuita.

La aplicación divide los sellos dependiendo del sector al que certifican (alimentación, hogar, ropa, energía, etc.) y explica de forma sencilla qué criterios son de necesario cumplimiento para  lograr la certificación. También indica quién otorga esa certificación y además, te permite seleccionar qué criterios son los que más te interesan a la hora de realizar tus compras para agrupar de forma sencilla todos los sellos y facilitarte la consulta.

Otra opción que te permite Labels for your Planet es valorar el grado de confianza que te da cada una de las certificaciones de manera que puedas guiar a otros usuarios a la hora de ayudarles a comprar. Por ejemplo, hay etiquetas como la de la Rainforest Alliance que, en nuestro caso, nos despiertan cierto recelo, ya que muchos productos de sospechosa sostenibilidad la lucen en sus etiquetas, y esta aplicación nos permitiría indicar estos recelos. Además, permite aportar ideas sobre nuevas certificaciones que deberían estar incluidas en el catálogo, de manera que pueda seguir creciendo de forma colaborativa.

Esta aplicación se une a nuestro top de apps útiles a la hora de la compra, en el que añadimos también la app de MSC para detectar las marcas de pescado (fresco, congelado y conserva) que usan artes de pesca respetuosas con el medio ambiente y que es otro de los indispensables de nuestros dispositivos móviles.

La ciudad sin combustibles fósiles

Lo que está consiguiendo esta ciudad es casi tan difícil como pronunciar su nombre: Växjö es la primera ciudad libre de combustibles fósiles del mundo.  Libre o casi libre, porque, de ir todo como está previsto, logrará serlo completamente en 2030.  En 2008 los habitantes de esta ciudad sueca ya habían logrado reducir en un 35% el consumo de combustible fósil respecto del de 1993.  En 2015 el reto está en disminuirlo hasta el 55%. Y van por muy buen camino.

Foto de Pieter Kuiper (Wikimedia Commons)
Foto de Pieter Kuiper (Wikimedia Commons)

No solo están logrando reducir el consumo de combustible fósil, sino que están logrando reducir el gasto energético general. La última cifra, de 2009, muestra que se ha reducido el consumo de energía en un 9,5%. También han reducido un 20% el tráfico dentro de la ciudad y un 12% fuera de la ciudad.

Por supuesto, Växjö está haciendo un gran esfuerzo por repoblar sus bosques -su madera fue durante décadas su mayor fuente de riqueza-, sanear sus ríos y por supuesto, su lago, el Trummen, donde comenzó este imparable camino hacia una ciudad plenamente sostenible. En 1960 se inició el movimiento de defensa del entorno del municipio con la limpieza y recuperación del lago, que había sido durante años lugar de depósito de basura y de las aguas contaminadas de una fábrica de lino cercana. Salvar el Trummen dio el pistoletazo de salida a toda una nueva forma de vivir una ciudad. Así, en los 80 se hizo un plan que consiguió que toda la calefacción de la ciudad procediera de la energía renovable y logrado el reto, nada les pareció poco a los habitantes y gestores de la localidad sueca que se lanzaron a por el gran reto: La ciudad libre de combustibles fósiles.

Con el tiempo, Växjö ha ido creciendo en cuanto a mejoras ambientales y retos. Actualmente, están construyendo el primer edificio de apartamentos de 8 plantas realizado con madera controlada, que reduce emisiones de CO2 en su construcción, pero también en el día a día, ya que se ha diseñado pensando en la reducción energética.

El programa ENGAGE al que corresponde este vídeo es el programa de Energía Inteligente que la Unión Europea propuso a doce ciudades, y que en España encabeza Pamplona. Una forma de impulsar y motivar a los ciudadanos para que se conciencien de todo lo que pueden/podemos hacer con muy poco esfuerzo para mejorar nuestro entorno. Ahí os dejo también el vídeo de Pamplona.

Volviendo a Växjö, el compromiso de sus ciudadanos, pero sobre todo y con una importancia especial, el compromiso de su clase política que se han calzado las botas de líderes del proyecto y han convencido y sido ejemplo para los ciudadanos en esta ilusionante carrera hacia las prácticamente  0 emisiones.

Este trabajo les ha llevado a ser una de las 33 ciudades que ‘ama’ WWF, en una campaña que ha elegido a las urbes que más están haciendo por la sostenibilidad. Desgraciadamente, ninguna ciudad española se ha ganado ese honor, y es que, a nivel urbano aún nos falta muchísimo por hacer. Las plazas duras que tan de moda se pusieron en los 80 y que dejaron sin verde a buena parte del centro de las ciudades, las calderas que en muchas ciudades (Madrid incluido) aún funcionan con carbón, o con fuel, el tráfico desbocado y las pocas iniciativas de movilidad sostenible que se han llevado a cabo, el transporte público no siempre pensado en aras de una movilidad fluida sino como elemento de incremento de precios/servicios de nuevas promociones inmobiliarias… Muchos elementos que alejan aún mucho a nuestras ciudades de un modelo realmente competente de ahorro energético, gestión responsable, bajas emisiones y movilidad sostenible.