Prepara tu casa para un invierno sostenible

Antes de que el frío nos pille desprevenidos, en SyS pensamos que es un buen momento para recordar algunos pequeños trucos que nos servirán para afrontar las bajas green-eco-home_891995temperaturas ahorrando consumo energético y reduciendo nuestra huella ecológica.

1. Cambia las bombillas de tu casa.
En invierno los días son más cortos y necesitamos más iluminación. Toca replantearse las bombillas que usamos. No hace falta que las cambies todas de golpe, pero conciénciate que las viejas bombillas incadescentes de toda la vida o los fluorescentes no son eficaces energéticamente, ni a la hora de usarlos ni durante su fabricación. Según un estudio del Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), a día de hoy las bombillas LED ya son más eficientes tanto a la hora de iluminar como en su fabricación, a pesar de que algunos de sus componentes son derivados del aluminio. El estudio considera que el incremento de investigación de este tipo de dispositivos reducirá aún más su impacto en los años venideros.
También podéis optar por las bombillas de bajo consumo, pero, bajo nuestro punto de vista, tienen algunas desventajas. Por un lado, tardan en encenderse y en dar la cantidad de luz máxima para las que están preparadas. Las de mayor intensidad, requieren de una tamaño enorme, con lo que no son compatible con algunas lámparas y además, al estar compuestas de gases, pueden generar problemas en caso de rotura.
Si vives en una de estas casas españolas decoradas a finales de los 80 o los 90, en las que hay esa querencia por las luces halógenas, te pedimos encarecidamente que hagas el esfuerzo de poner halógenos LED. Te costarán unos 8-12 euros por halógeno, pero no solo reducirás tu impacto, sino que nos agradecerás la propuesta en cuanto llegue la factura de la luz.
Cuando te decidas a cambiar las bombillas, es muy importante que recuerdes llevar las antiguas al Punto Limpio más cercano para que se pueda realizar el proceso de reciclaje adecuado.

2. Pon un reductor de caudal en tus grifos.
Aunque esta es una recomendación que podemos hacer durante todo el año, aprovechemos que tenemos el momento «manitas» para añadirla a la lista. Estos pequeños aparatos, con un precio de alrededor de 10 euros, nos van a permitir reducir en porcentajes de más del 60% nuestro consumo de agua.
La mayoría de estos dispositivos permiten que el agua de nuestro grifo se mezcle con aire, de forma que tenemos, por decirlo así, un chorro del mismo tamaño e intensidad, pero con la mitad o menos de agua. La gente de OCU hizo un informe al respecto que os resultará de utilidad.

3. Aísla tus puertas y ventanas.
Seamos sinceros, con el ritmo de vida que llevamos, en general en las ciudades pasamos relativamente poco tiempo en casa, y cuando estamos en casa en periodos prolongados (por ejemplo, el fin de semana), nos quedamos en el salón, o en la cocina, o en el dormitorio, pero no solemos usar de la misma manera todas las estancias de la casa.

Por eso, si el presupuesto no da para mucho, selecciona un par de estancias para aislar, y en el resto aguanta un poco el fresquito u opta por una buena chaqueta de lana (seguro que tienes alguna vieja y horrible que ya no te pones por la calle).
En esas habitaciónes que has seleccionado, revisa las ventanas para saber si filtran aire. Es tan fácil como encender una vela y pasarla por el quicio de puertas y ventanas, si la llama se mueve, está entrando aire.
Pásate por tu ferretería de barrio y pide cinta para aislar ventanas. Digamos que su fabricación no es lo más ecológico del mundo, pero si que es cierto que nos va ser muy útil para reducir el gasto en calefacción. Colocarla en las ventanas es muy sencillo, y notarás enseguida los efectos.
Si la fuga de aire no es por el quicio si no por la juntura del marco y del cristal, coloca silicona. Con una pistola de silicona te resultará fácil y divertido.

Si no tienes cristales dobles y el frío es muy intenso o eres muy friolero/a, puedes «forrar» los cristales con papel de burbujas,c omo se indica en este artículo de Sustentator, creando una especie de cristal doble que reducirá también la entrada de aire.
En las puertas, sobre todo en la parte baja, puedes colocar un burlete, un dispositivo de caucho que cubre la entrada de aire frio sin perjudicar al suelo. Existen burletes «comerciales» que puedes comprar en la ferretería, pero también puedes hacerlo tu mismo con un poco de maña, y un par de tubos de material aislante como los que sirven para embalar bicis y que seguro que te regalarán en cualquier tienda de bicis (de hecho los tiran en la mayoría).

4. «Cambia» tu suelo.
Si estás en una zona muy fría, o se trata de un suelo de gres demasiado fresco o demasiado antiguo, puedes optar por poner linóleo o, más ecológico aún, corcho. Existen paneles de corcho que se fabrican con el sobrante de otras fabricaciones. Si eres hábil, incluso puedes colocarlo de manera que lo puedas quitar en verano, cuando el fresquito del gres se agradece, como si fuera un puzzle, aunque es cierto que el corcho aguanta bien todas las temperaturas.

Si tienes presupuesto, posibilidades y ganas, opta por poner tarima de bambú. Resulta un material práctico, bonito y que tiene muy buenos resultados en cuanto a impacto ecológico, ya que el bambú crece y se regenera más rápido que la madera.

Si no puedes hacer ninguna de estas cosas  (pisos de alquiler, torpeza generalizada, poca pasta…) optar por poner una buena alfombra en la zona en la que más vayas a estar. Retendrá el calor además de dar un aire más acogedor a la sala.

Eso sí, si eres un pedazo de manitas y tienes tiempo, puedes optar por hacerte un suelo estupendo con pallets reciclados, siguiendo las instrucciones de Handimania.

5. ¿Mucho frío? Pinta de rojo
Si en la habitación en la que estarás más tiempo hace mucho frío, o está orientada al norte, o a una zona abierta, un «truco» para reducir la sensación de frío es pintar las paredes de un tono cálido (rojos, granates, ocres oscuros, púrpuras…) O elige un papel pintado que te transmita calidez y comfort. Unas cortinas densas también te pueden ayudar. Te aseguramos que funciona.

6. Aísla las paredes.
¿Tienes pasta y la casa es de propiedad, o bien de un casero enrollado? ¿Las paredes de tu casa tienen cámara de aire? Pues la opción es el aislamiento. Existen ya fórmulas que no precisan de obra y que no son especialmente caras.  Es el caso del IsoFloc, un material que recicla papel de diario para dotar a tu hogar de un buen aislamiento térmico.

7. Mejor con una caldera programable.
Si tienes calefacción central, poco podemos decirte, y todo dependerá de la concienciación/edad de los vecinos del edificio. A lo sumo que luches por finiquitar la caldera de carbón, si es que es de esas, y por ejemplo en Madrid centro, hay aún un buen puñado.
Si lo que tienes es calefacción propia,  procura tener una caldera con programación o al menos hacer un uso responsable de la que no lo permita. Las más eficientes son las de gas.
No es cierto que al enceder la caldera se gaste más gas, ni que encendiendo y apagando se consuma más.  Revisa qué potencia tienes contratada o que tarifa y adapta los horarios de encendido a las horas en las que es más barata. Piensa que si has aislado bien la estancia, tendrás un buen mantenimiento de la temperatura.
No enciendas todos los radiadores si no es necesario, y, por ejemplo, plantéate seriamente si en el dormitorio hace falta calefacción o es más barato y más práctico hacerse con un buen nórdico (y una colchoneta para poner sobre el colchón) que te garanticen calor. No te decimos que vuelve la bata de boatiné, porque son muy feas, pero el consejo de la chaquetica vieja de lana de antes, también vale para cuando uno sale de la cama.

En el baño ¿ de verdad necesitas calefacción? Si al ducharte cierras bien la puerta y tienes bien aislado el tema, el propio calor del vapor del agua de la ducha va a calentar el recinto. Está claro que al salir del agua caliente notaremos la diferencia de temperatura, pero basta con optar por un buen albornoz mullidito para contrarrestar el golpe.

En el salon, hazte con una buena mantita de sofá, que te ayudará a tardar más en necesitar el calor «artificial». Recuerda que es invierno, y que, por tanto, lo normal es que en casa vayamos tapados, con un pantalón o un jersey más o menos abrigadito y unos buenos calcetines, bien cálidos y reconfortantes. Lo que no es normal es que en invierno vayamos por casa en pantalón corto y tirantes.

8. Optimiza tu nevera ( y otros electrodomésticos)
Si subes la temperatura de tu nevera un solo grado de tu termostato, ahorras un 5% de energía. En invierno hace falta que las cosas estén «heladas». Aprovecha para descongelar la nevera (si no es no frost) y si es viejita, echa cuentas y piensa en que te supondría optar por otro aparato. En ese caso, al igual que con el resto de electrodomésticos, opta por el A++. Aunque su precio sea algo superior, notarás mucho la diferencia en la factura de luz. Lo mismo te pasará si cambias tu vieja tele por una LED. Y recuerda preguntar si tiene modo standby y normal, huye de los dispositivos que al enchufarse directamente se quedan en stand by y no tienen un modo de apagado.

La ciudad sin combustibles fósiles

Lo que está consiguiendo esta ciudad es casi tan difícil como pronunciar su nombre: Växjö es la primera ciudad libre de combustibles fósiles del mundo.  Libre o casi libre, porque, de ir todo como está previsto, logrará serlo completamente en 2030.  En 2008 los habitantes de esta ciudad sueca ya habían logrado reducir en un 35% el consumo de combustible fósil respecto del de 1993.  En 2015 el reto está en disminuirlo hasta el 55%. Y van por muy buen camino.

Foto de Pieter Kuiper (Wikimedia Commons)
Foto de Pieter Kuiper (Wikimedia Commons)

No solo están logrando reducir el consumo de combustible fósil, sino que están logrando reducir el gasto energético general. La última cifra, de 2009, muestra que se ha reducido el consumo de energía en un 9,5%. También han reducido un 20% el tráfico dentro de la ciudad y un 12% fuera de la ciudad.

Por supuesto, Växjö está haciendo un gran esfuerzo por repoblar sus bosques -su madera fue durante décadas su mayor fuente de riqueza-, sanear sus ríos y por supuesto, su lago, el Trummen, donde comenzó este imparable camino hacia una ciudad plenamente sostenible. En 1960 se inició el movimiento de defensa del entorno del municipio con la limpieza y recuperación del lago, que había sido durante años lugar de depósito de basura y de las aguas contaminadas de una fábrica de lino cercana. Salvar el Trummen dio el pistoletazo de salida a toda una nueva forma de vivir una ciudad. Así, en los 80 se hizo un plan que consiguió que toda la calefacción de la ciudad procediera de la energía renovable y logrado el reto, nada les pareció poco a los habitantes y gestores de la localidad sueca que se lanzaron a por el gran reto: La ciudad libre de combustibles fósiles.

Con el tiempo, Växjö ha ido creciendo en cuanto a mejoras ambientales y retos. Actualmente, están construyendo el primer edificio de apartamentos de 8 plantas realizado con madera controlada, que reduce emisiones de CO2 en su construcción, pero también en el día a día, ya que se ha diseñado pensando en la reducción energética.

El programa ENGAGE al que corresponde este vídeo es el programa de Energía Inteligente que la Unión Europea propuso a doce ciudades, y que en España encabeza Pamplona. Una forma de impulsar y motivar a los ciudadanos para que se conciencien de todo lo que pueden/podemos hacer con muy poco esfuerzo para mejorar nuestro entorno. Ahí os dejo también el vídeo de Pamplona.

Volviendo a Växjö, el compromiso de sus ciudadanos, pero sobre todo y con una importancia especial, el compromiso de su clase política que se han calzado las botas de líderes del proyecto y han convencido y sido ejemplo para los ciudadanos en esta ilusionante carrera hacia las prácticamente  0 emisiones.

Este trabajo les ha llevado a ser una de las 33 ciudades que ‘ama’ WWF, en una campaña que ha elegido a las urbes que más están haciendo por la sostenibilidad. Desgraciadamente, ninguna ciudad española se ha ganado ese honor, y es que, a nivel urbano aún nos falta muchísimo por hacer. Las plazas duras que tan de moda se pusieron en los 80 y que dejaron sin verde a buena parte del centro de las ciudades, las calderas que en muchas ciudades (Madrid incluido) aún funcionan con carbón, o con fuel, el tráfico desbocado y las pocas iniciativas de movilidad sostenible que se han llevado a cabo, el transporte público no siempre pensado en aras de una movilidad fluida sino como elemento de incremento de precios/servicios de nuevas promociones inmobiliarias… Muchos elementos que alejan aún mucho a nuestras ciudades de un modelo realmente competente de ahorro energético, gestión responsable, bajas emisiones y movilidad sostenible.

El Día Mundial contra el Calentamiento Global

global warming

global warmingDicen los expertos que cada día se gasta cerca de un billón de dólares para luchar contra el calentamiento global. Pero los cálculos indican que es solo es la mitad de lo que sería necesario para conseguir de forma efectiva, al menos, frenar el aumento de temperaturas que está viviendo nuestro planeta a causa de los efectos de los gases invernadero.

Efectivamente, financieramente se está haciendo un esfuerzo por promocionar la energía limpia desde los gobiernos e instituciones superiores, como la Unión Europea, pero como en prácticamente todo lo que se refiere a Don Dinero, este esfuerzo tiene dos caras. Un ejemplo es como el comisionado sobre la energía de la UE, Gunther Oettinger, tuvo que dar explicaciones sobre por qué había intentado que su equipo borrara algunos datos sobre los subsidios que la UE da a las empresas explotadoras de combustibles fósiles, que, al parecer, superan y en mucho, los esfuerzos en contra del calentamiento global. Supuestamente, y según cálculos de expertos en 2011,  las cifras podrían estar en un 70%-30% a favor de energías como el carbón, el petroleo o la nuclear. Es decir, las energías limpias reciben subsidios y apoyo, pero nunca superiores a las energías fósiles o nucleares, en las que las empresas que las explotan siguen siendo poderosamente apoyadas.

Pero este blog está orientado a los ciudadanos, que si bien, ejerciendo su voto u organizándose pueden reclamar a sus gobiernos una gestión sensata de la energía, desde la reducción de uso de las energías fósiles hasta la reconversión de sectores como el del carbón siguiendo criterios sostenibles, poco pueden hacer a estos niveles, llamémosles, macroenergéticos.

En cambio, queda mucho por hacer en lo que respecta a nuestras actitudes cotidianas. Por ejemplo, no deja de sorprendernos que en una ciudad como Madrid haya aún tantísimos edificios cuya calefacción es de carbón, mientras que en otras ciudades, ese combustible ya ha sido totalmente eliminado. Cambiar la calefacción de un edificio tiene un alto coste, pero eliminar la boina de nuestras ciudades no debería ser la última prioridad de una escalera de vecinos. Al fin y al cabo, ese calor extra (a veces, y reconozcámoslo, en muchos edificios totalmente exagerado, no tiene mucho sentido que en invierno la gente vaya por casa en manga corta, nadie se muere por ponerse un pantalón de felpa) puede suponer un coste de salud muy muy elevado a los propios vecinos. No hoy ni mañana, pero el aire de la ciudad lo respiramos todos.

Gestos tan sencillos como no comprar electrodomésticos que se queden en standby, no dejar los calentadores de agua encendidos siempre, utilizar el transporte público o compartir el coche, pueden reducir considerablemente la emisión de gases de efecto invernadero, y por tanto, mejorar la calidad del aire, y proteger  ya no solo la capa de ozono, sino el mismo clima del planeta, que poco a poco, se va modificando y que, según los expertos, como los investigadores de la Universidad de Oxford, pueden provocar un aumento de las catástrofes naturales en todo el planeta. Ah, ya, claro, pero a ti no te va a tocar ¿no? ¿Estás seguro?

Nosotros podemos hacer cosas a nivel individual, que como pequeños granos de arena acaben conformando una playa y ayuden rebajar la temperatura del planeta. Como decíamos antes, compartir transporte o usar transporte público, reducir el gasto energético en el hogar, con bombillas de bajo consumo o con electrodomésticos eficientes (A+), aislar nuestros hogares para reducir (o incluso eliminar) el consumo en calefacción, comprar localmente, para reducir las emisiones por los largos transportes o o proteger los bosques, tanto replantando, como evitando usar madera/papel sin certificado FSC, son pequeños buenos hábitos adquiribles que van a contribuir a una mejora de la situación.

Desgraciadamente, a día de hoy poco podemos contar con los gobiernos para que nos ayuden. Al menos, con el gobierno español, que, imaginamos que presionado por las compañías eléctricas, ha decidido gravar a los ciudadanos que generen su propia energía limpia en lugar de apoyar estas iniciativas… Confiamos que un día u otro entren en razón.