Los pequeños gestos de unas vacaciones sostenibles

playaSol, playa, montaña, ¡incluso nieve! Llegan las vacaciones y los angustiados urbanitas hacemos las maletas con ganas locas de pasar unos días alejados del tráfico, las aglomeraciones, el estrés, los nervios… Locos por ir al mar (o lo que queda de él) o a respirar naturaleza (ídem de ídem). O viajar a lugares más o menos exóticos.

Es una auténtica suerte poder hacerlo. Poder irnos [aún] a conectar con nosotros mismos en parajes naturales, sean cuales sean, pero como bien sabemos, ese es un placer que puede ser una utopía en un futuro breve. Porque si los océanos siguen sucumbiendo a la expoliación pesquera, a los plásticos y los vertidos, y si los montes y selvas siguen maltratándose como hasta ahora, en unos años nos iremos de vacaciones a una habitación con gafas de realidad virtual.

Desde S&S queremos dejaros unos humildes consejos para reducir en la medida de lo posible nuestro impacto ecológico en nuestras vacaciones. E incluso, ¿por qué no? revertir nuestro efecto negativo cotidiano como ciudadanos. Que el hecho de que tengamos unos días libres no implica que esos días nos olvidemos de ser conscientes (como siempre, sin agobiarse, claro).

Para empezar… ¿Cómo vas a trasladarte? Estamos de vacaciones, no tenemos prisa, así que ¿por qué no reducimos nuestros trayectos en avión? Si vas a viajar, pues eso, viaja. Descubre Europa trasladándote en tren. Hay páginas que te permiten calcular conexiones entre trenes y la experiencia de descubrimiento de tu viaje empezará mucho antes de llegar al punto de destino. Prueba en páginas como Raileurope.com. En algunos casos ¡hasta te sorprenderá el precio! Y además, puedes vivir la aventura romántica de un viaje nocturno en tren, conocer a gente antes de llegar a tu destino… Y todo eso por unos pocos kilos de CO2.
Si no te es posible desplazarte en tren, porque las distancias o la geografía no te lo permiten, opta por compartir coche, o si viajas en avión, calcula cuál será tu emisión de CO2 y comprométete a compensarla en páginas como Arboliza.es.
Recuerda además que en muchos países, regiones y en muchas ciudades es fácil y cómodo moverse en bicicleta. Aprovecha para hacer un poco de deporte y para no despertarte el último de día de las vacaciones con las lorzas al viento por tanta inactividad.

En cuanto al alojamiento, infórmate sobre las cadenas hoteleras más respetuosas con el medio ambiente. Por ejemplo, dentro de la cadena Accor, los hoteles Novotel suelen utilizar amenities con certificado ecológico, de la misma manera que buena parte de la ropa de cama. También en algunos Paradores las mantelerías son de algodón ecológico. Vale, es poca cosa, pero es un inicio. Recordad que con cada decisión de compra se emite un voto, y que decidáis por una u otra cadena o servicio va a empujar a que amplíen su enfoque de sostenibilidad. Pongo esos dos ejemplos, porque son dos ejemplos que conozco y he comprobado, pero seguro que navegando por internet os encontráis con otras cadenas y establecimientos que también ponen su grano de arena en la sostenibilidad.

Pero si aún queréis dar un paso más, optad por un alojamiento totalmente ecológico. En algunos países como Francia o los países nórdicos son habituales y tienen muy buenos precios. Yo este año me voy a probar uno, ya os contaré que tal a la vuelta.

A la hora de comer, dependiendo de donde vayáis a viajar es posible que no tengáis acceso fácil a productos ecocertificados o biológicos. Ahí, y con todas las precauciones sanitarias cuando sea menester, optad por el producto local. ¿Qué gracia tiene irse a Moscú y comer en un MacDonalds? En 1989 igual sí, pero ¿ahora? Por ejemplo en la capital rusa existen enormes mercados con variedad de productos locales… Viajar es descubrir, así que descubrid también la gastronomía local. No os dejéis llevar por la atractiva oferta de los buffets libres, porque al final no son más que una oda al desperdicio alimentario. Llenáis el plato con los ojos y la mitad se va a la basura. Y lo mismo para las barras libres, como siempre decimos, nuestro cuerpo también forma parte de la naturaleza, así que cuidarlo forma parte de la sostenibilidad.

Mucho ojo con los residuos cuando, por ejemplo, vayamos a la playa y sobre todo, al monte. Porque pueden provocar incendios y porque es un poco tonto que en casa reciclemos y en la playa o la montaña no recojamos nuestra basura o no la seleccionemos. En casi todas partes hay ya opciones para reciclar. Y si no es asi, al menos, no lo dejéis todo hecho una cochiquera.

Otro elemento de mucho peligro en cuanto a sostenibilidad, aunque parezca una tontería, son los souvenirs. Todos nos hemos vuelto locos comprando cachivaches inútiles que una vez en casa nadie va a usar (y a la mayoría les van a horrorizar) y que no hacen más que contribuir a una innecesaria sobreproducción de objetos absolutamente absurdos y francamente innecesarios. Si quieres traerle un recuerdo a tus familiares y amigos, una buena idea es optar por cuestiones gastronómicas, así compartes parte de lo que has vivido con ellos. También puedes comprar en tiendas no de souvenirs, sino de artesanos locales. No pasa nada si no pone Recuerdo de Constantinopla. Por ejemplo, en Montevideo existe un mercado enorme dedicado exclusivamente a la artesanía, y en Valparaíso encontramos un artesano que fabricaba imanes de nevera manualmente con cartones usados. Si has pateado las calles y has vivido la ciudad te encontrarás con miles de cosas mejores que llevar a tus amigos que un llavero y que le van a transmitir mucho más cariño y más detalles de tu experiencia. Y además, van a ser cosas, en muchos casos más «prácticas».

Y si vas a hacer un desplazamiento a un país en vías extranjero, en especial si vas a ir a un país del Sur, recuerda que sus ciudadanos no son monos de feria. Que no te engañen llevándote a ver tribus y mandangadas en las que una pobre gente prácticamente pierde la dignidad para entretenimiento del turista occidental. Sé respetuoso con la gente y con sus costumbres, y no pasa nada si te pierdes no sé qué baile típico… Seguramente, interesándote por cualquier nativo que encuentres y entablando una relación cordial con él vas a conocer mucho mejor su cultura que viendo espectáculos chorras.

A todo esto, dejamos en punto y a parte los cruceros, porque, en general, consideramos que son el ejemplo supremo de turismo poco consciente, poco sostenible y poco respetuoso. Tienen todos los ejes del mal juntos: la comida en sobreabundancia, la bebida a capón, el desinterés total por los lugares y culturas que se visitan, y la emisión de gases y agresión de los océanos más estupendas.

Desde S&S os deseamos la mejor de las conciencias sostenibles a la hora de planificar vuestras vacaciones.

3 comentarios sobre “Los pequeños gestos de unas vacaciones sostenibles

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