
Leyendo la prensa esta mañana nos hemos topado con un artículo El País que nos ha dejado francamente desasosegados. Canadá ha autorizado la comercialización de huevos de salmón genéticamente modificados para conseguir ejemplares de tamaño comercial en la mitad de tiempo. Aunque hacía tiempo que se sabía que se estaba trabajando en este campo, que se haya confirmado la autorización institucional ya es más preocupante.
A día de hoy, un salmón atlántico (la variedad más común en la gran comercialización) tarda unos tres años en alcanzar un tamaño óptimo, mientras que con estos nuevos huevos, patentados por la empresa AquaBounty, solo tardarían un año y medio.
Obviamente, hemos buscado rápidamente la página de la empresa y hemos llegado hasta la página en la que se describe el producto. Porque es un producto, salmones de marca AquAdvantage (TM), fabricados para satisfacer las necesidades del mercado. El futuro de la acuicultura, como lo llaman los responsables de la empresa, son «salmones hembra estériles» que, criados en zonas protegidas para evitar que se escapen, aseguran que «reducen el impacto ambiental en la costa, eliminan la amenaza de contagio de enfermedades de la piscifactoría a la naturaleza y producen más pescado con menos alimento». Según eso ¿qué se podría tener en contra? Es la solución perfecta para acabar con el hambre en el mundo. Pescado barato y saludable a bajo coste.
Pero ¿es necesario tener toneladas de salmón barato y bajo coste? Así, en plan demagógico, ¿nos están intentando decir que, a partir de ahora, los desnutridos del África subsahariana podrán comer salmoncito rico? No, nos tememos que la cosa no va por ahí.
Vaya por delante que no en Sentido y Sensibilidad no estamos a favor de los transgénicos, entre otras cosas, porque consideramos que el problema no es que falte comida en el mundo, sino que está mal repartida. Una cifra: en España cada año, cada familia tira 76 kilos de comida. Queda claro que, a día de hoy, no creemos que se pueda hablar de carencia de salmones (y tranquilos, la fiebre del sushi ya pasará, pronto será comida viejuna, que diría @mikeliturriaga).
Dicho esto, y como no podía ser de otra manera, vamos a revisar qué es lo que nos parece escandaloso de la generación de pescado (o cualquier otro animal) transgénico. También podéis consultar la versión de otras instituciones contrarias a la modificación genética como Greenpeace.
1. Aunque los expertos aseguren que no tienen peligro para la salud, cualquier modificación genética tienen riesgos ya que no sabemos qué efectos puede tener a largo plazo. No hay estudios concluyentes ni para el sí, ni para el no.
2. En el caso del salmón (la empresa también trabaja en truchas y tilapias) se usará una cadena genética de un salmón mayor, el salmón real, mucho más grande y otra de un pez de aguas frías que asegurará que la hormona del crecimiento se activará incluso a bajas temperaturas. Aparece la hormona del crecimiento, un elemento sobre el cual hay un amplio debate respecto a sí, administrado en animales, puede afectar al desarrollo humano. Hay datos que indican que las hormonas administradas a animales podrían tener un papel en cuestiones endocrinas como la diabetes, la obesidad o el aumento de peso del hígado, entre otros.
3. Estos peces serán producidos en granjas cerradas y controladas, y la empresa asegura que no es posible que los peces se escapen. Pero recordemos que los salmones no solo saltan sino que son especialistas en nadar contracorriente, y estas granjas estarán situadas en zonas de salmón salvaje, por garantizar su hábitat (concretamente en la Isla del Príncipe Eduardo). ¿Qué pasaría si uno de estos salmones entrara en el medio ambiente? ¿Qué efectos tendría sobre el resto de la población de salmones? ¿Qué efectos tendría sobre los depredadores del salmón, como los osos? Es más, ¿una raza modificada genéticamente podría acabar siendo superior que las razas existentes, y aniquilarlas? (hay estudios que dicen que la liberación de 60 peces con modificación genética puede acabar con una especie en 40 generaciones, lo que llaman el Gen Troyano).
4. A estos salmones modificados ¿también se les alimentará con pienso de pescado? Pescado que come pescado, otra de esas «cosas raras» de la producción masiva. ¿Qué efectos puede tener sobre el propio pescado y sobre quienes lo consuman?
5. Lo que comentábamos al principio del blog, pero ampliado. ¿Necesita el mundo tanto salmón?¿Podríamos invertir el elevado coste de la investigación en modificación genética en buscar métodos de reproducción y captura sostenible y en educar a la sociedad en el consumo responsable? Suponemos que, como los niños malcriados que somos, resulta más fácil (y económicamente mucho más provechoso) darnos los caprichos y tenernos calladitos en lugar de evolucionar hacia unas técnicas de producción y reparto alimentario más justas con los ciudadanos (de todo el mundo) y con el planeta.
En Sentido y Sensibilidad solo esperamos que nos permitan elegir. Es decir, que se indique claramente, en grande y con datos en las etiquetas(*) la procedencia de los salmones y el resto de pescados para que podamos decidir si queremos adquirirlos o no.
(*) Este dossier de la Generalitat de Catalunya (en español) explica de forma sencilla y clara tanto el etiquetado como qué suponen los OGM (organismos genéticamente modificados) en el consumidor (visto desde un prisma institucional, obviamente).
Es una malísima noticia. Encuentro preocupante la modificación genética del pescado, no puede conducir a nada bueno. Esperemos q se imponga el etiquetado y tardemos mucho tiempo antes de tener que pedir la paella «de marisco no transgénico, por favor»
Igual el pescado de tres ojos de los Simpson no anda tan lejos 😛