Ciudades con la boina ‘enroscá’

by Mashiba in Freeimages.com
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En las últimas semanas, la ciudad de Madrid ha tenido que activar en dos ocasiones el ‘timorato’ protocolo de actuación contra la contaminación ambiental. Barcelona no le anda a la zaga, lo mismo que París o Beijing y su ya tristemente famosa cúpula tóxica. La mayoría de las grandes ciudades están tomadas por partículas en suspensión, ozono, dióxido de nitrógeno, C02, metano y otros compuestos que convierten el aire de nuestras ciudades en una sopa letal.

Focalizándonos en el caso de Madrid, durante estas semanas diversas estaciones han hecho saltar la alarma, y eso que en 2009 Ana Botella se encargó de maquillar convenientemente estos datos, modificando el sistema de medición, y reubicando algunas de las estaciones más conflictivas. Pero da igual lo que hagamos a nivel político, en serio, da igual. Esta vez los políticos no tiene la culpa, o al menos no toda.

Si queremos que, por ejemplo, en la zona de Cuatro Caminos dejen de no hacer falta las tapas con la caña, porque basta con abrir la boca para salir comidos de la cantidad de partículas y mierda, hablando en plata, que se traga uno, los primeros que tenemos que hacer algo somos los ciudadanos.

Si antes he calificado de ‘timorato’ el protocolo de actuación en picos de contaminación es porque eso es lo que creo que es. Al Ayuntamiento le da miedo enfadar a los señores conductores. Es como si en un juicio el juez le diera unos besitos en la frente al acusado, no se fuera a enfadar el asesino.

Los vehículos son uno de los principales contaminantes de nuestras ciudades, aunque, si bien es cierto que en esta segunda ronda de activación parece que la gente empieza a estar más conforme con renunciar a la comodidad en favor de la pureza del aire. Sin embargo, aún hay quien no pilla de qué va esto, como un señor, que en conversación con otro en un bar se lamentaba de que «con esto de la contaminación tengo el asma fatal», pero tenía en la mano las llaves de su flamante automóvil.

La contaminación urbana no se va a ir por arte de magia. Sí, cuando llueva se limpiará la boina, pero en cuanto volvamos a hacer el cafre, volverá a aparecer. Y no, el Ayuntamiento, por más que haga, no va a conseguir que este fenómeno se reduzca si nosotros, cada uno de nosotros, no toma medidas. Es más, tomar esas medidas solo cuando la cosa es crítica es pan para hoy y hambre para mañana. El consistorio debería establecer normas de circulación en el centro de la ciudad (o en la almendra de la M-30) mucho más rigurosas, máxime teniendo en cuenta que la geografía y meteorología de Madrid contribuyen al embolsamiento de la polución. Y sincermente, a quien le pique, que se rasque.

Si fastidia conducir más lento, no poder aparcar en el centro o que solo puedan transitar los pares o los impares, la solución es fácil: hagamos todos un uso responsable de nuestras fuentes de emisión de contaminación. Si vamos a movernos por el centro de Madrid, hay buses, taxis, metros, Cercanías, bicis eléctricas y coches eléctricos con los que vamos a poder llegar a todas partes. Y sí, a lo mejor hay que caminar un rato, pero nadie se murió por eso. En cambio, por la contaminación mueren 7 millones de personas cada año en el mundo. Que sí, que si vas a llevar a tu hijo al cole andando o en bus no se acaba el mundo.

 

Tomb Bus
El Tomb Bus por dentro. Foto de Alex Santos.

¿El problema es que nos da «asquito» coger el transporte público porquesomos así de divinos? Pues en primer lugar, los tiquismiquis también enferman a causa de la contaminación, y en segundo lugar, me parecería bien que se estableciera un transporte público «premium». En Barcelona hace unos años existía el Tomb Bus, que aunque estaba pensando para ir de compras «con glamour», podría ser una opción: autobuses un poco más caros, con menos paradas y por tanto más rápidos, y con un interior lujoso (asientos tapizados, moqueta, lámparas, revistas de moda y actualidad, hilo músical, luz tenue…) La imaginación al poder.

Si fastidia que el Ayuntamiento tenga que reñirnos y castigarnos sin salir, bastan con «portarse bien» y bajar la calefacción, aislar las ventanas, ponerse ropa abrigadita en casa, que es invierno, y en invierno hace frío, no es normal andar por casa en bermudas. Basta con asumir unas pequeñas incomodidades que, a medio plazo, van a facilitarnos una mejor calidad de vida. O tomar ejemplo de Copenhague, que ya está trabajando para ser la primera capital planetaria sostenible.

Nos tendría que dar vergüenza que a nuestras edades tenga que venir el Ayuntamiento como el tío de la vara a perseguirnos para que no nos suicidemos lentamente.