En S&S hemos pedaleado por Barcelona, por León, por Santiago, por Donosti, por Burgos, por Montevideo, por Burdeos, por Holanda, por Madrid. Hemos pedaleado mucho y sobre todo, en centros urbanos.
Hemos visto como se creaban carriles bici, como se ponían en marcha servicios de bicis públicas, como se mejoraba la accesibilidad de los vehículos en el transporte público… Pero también hemos visto cómo los usuarios de las bicis tardan mucho en darse cuenta de que ir en un vehículo no contaminante no les exime de cumplir las normas de circulación y las reglas básicas del civismo vial. A veces, no llegan jamás a asumir su responsabilidad como vehículo y eso genera riesgos para ciclistas y conductores y sobre todo, ralentiza enormemente la consolidación de la bici como vehículo urbano.
Mientras los ciclistas no respetemos el código de circulación, y hablo especialmente de Madrid -donde desde hace unos meses con el BiciMad y el tiempo clemente ha aumentado considerablemente el número de bicicletas en la calle- no tendremos derecho a pedir que se nos respete. Así de claro. Yo no puedo quejarme de que un taxista no deja el metro y medio con mi vehículo en un adelantamiento, si reiteradamente me salto los semáforos en rojo, los cedas o circulo por el carril que me da la gana. Si circulo por la acera incluso en zonas correctamente señalizadas para las bicis, ¿cómo creéis que lograremos imponernos en ese carril, que estamos de acuerdo que no es la solución ideal, pero a día de hoy es nuestro espacio en la calzada?
En S&S somos poco fans de los carriles bici no segregados, pero a día de hoy, en Madrid, es lo que hay, y deberíamos ser los primeros en demostrar con nuestro comportamiento que la bici es un vehículo ideal para la ciudad. Y existen unas normas de circulación en Madrid que debemos respetar, todos, dueños de bicis o usuarios puntuales del servicio de alquiler público.
También consideramos que hay algunas cosas que mejorar en estas normas, sobre todo teniendo en cuenta que Madrid es una ciudad que está aprendiendo a convivir con la bicicleta. Por ejemplo, debería permitirse la circulación de las bicicletas en aceras de más de 5 metros, con al menos tres metros de espacio libre (como se hace en Barcelona) y en calles en las que el ciclista, por su consideración de «vía rápida» o por su semaforización, puedan correr riesgos innecesarios, siempre y cuando el ciclista marche a una velocidad adaptada a la de los peatones y sin hacer slalom.
Pero hay otras cosas que nos parecen de cajón y que en Madrid muchos ciclistas urbanos (muchas veces usuarios de BiciMad pero no solo) incumplen, corriendo además un riesgo personal: circular con los auriculares puestos, circular con un pedo como un piano de cola, circular sin luces ni catadióptricos ni nada que permita su visibilidad de noche, circular en sentido contrario, etc. ¡A veces, todas estas a la vez! Este mismo fin de semana vimos a dos ciclistas, circulando en paralelo por los bulevares a las 20.00, con noche ya casi cerrada, sin luces, sin chaleco, y sin nada, y sinceramente, desde el paso de cebra que cruzábamos no se les veía. Hasta que no se acercaron era como si no estuvieran en la calzada. Imaginaos el riesgo innecesario.
Un chaleco reflectante sencillo y plegable (de runner) cuesta unos 10 euros, e incluso menos. Un juego de luces Led de quita y pon, delantera y trasera, cuesta 3 euros. ¡3 tristes euros en Hema en Fuencarral, Orense o Conde de Peñalver! No es publicidad gratuita, sino la intención de que veáis que no tiene ningún sentido ponerse en riesgo físico por 3 puñeteros euros. Y no solo poner en riesgo al ciclista sino dinamitar la posibilidad de que Madrid, a pesar de su orografía ingrata, sea una ciudad ciclista en la que puedan convivir todos los vehículos, y en la que el esfuerzo de las piernas de los bicicleteros aporte en la mejora del aire que respiramos.
Bastante difícil es hacer correctamente una rotonda -una de las muchas que hay en Madrid-, suficientemente difícil es pelearse con los taxistas que no tienen claro cuánto son 150 centímetros (nos ahorramos el chiste fácil) y suficientemente difícil es pedalear como si no hubiera un mañana en las calles de carril único señalizadas con carril de convivencia bici-coche para evitar insultos, bocinazos y otras lindezas (como adelantamientos kamikazes) aunque tengamos toda la razón de ir por el centro del carril, como para quedarnos sin argumentos cuando algún novato o algún descerebrado se salta todos los semáforos y se pasa el código de circulación por el arco del Triunfo.
En la calzada todos somos vehículos y todos tenemos responsabilidad. Ser ciclistas no nos exime de nada.