Suponemos que a estas alturas de la película todos sabemos que cuando depositamos nuestro dinero en el banco, éste no se queda guardado en un calcetín bajo siete llaves en una zona superrestringida, solo accesible para tipos como los Ocean’s Eleven.
Suponemos que a día de hoy, sabemos, y es más, queremos, que el dinero que depositamos en nuestros bancos se mueva. Esto es, que las entidades lo usen para financiar proyectos de cuyos beneficios obtengamos un (pequeño) interés que haga que nuestro dinero crezca. Este criterio lo aplicamos a nuestro dinero corriente, pero sobre todo a aquellas partidas que dedicamos al ahorro y de las que esperamos que con el tiempo acaben engordando un poco gracias a los productos bancarios que nos ofrecen las entidades.
Depósitos, ahorro cotidiano e incluso fondos de pensiones basan su crecimiento en fondos de inversión que toman nuestros capitales y los mueven por el mercado bursátil y por diversos proyectos empresariales para que nos procuren estos beneficios que luego la entidad reparte con criterios diversos.
Pero ¿sabemos realmente qué proyectos está financiando nuestro dinero? ¿somos conscientes de que nuestros bancos comerciales habituales están financiando empresas armamentísticas, por ejemplo? Sí, sí, tu dinero fabrica bombas de racimo.
Pero también especula con el precio de la vivienda, de los combustibles o incluso modifica el precio del trigo con el que se hace tu pan. Es más, puede que a veces no llegues a fin de mes por culpa de tu propio dinero.
Existen alternativas, pero no siempre llegan a los interesados, porque las que proceden de entidades pequeñas tienen sus dificultades logísticas para comunicar a gran escala, y porque las grandes entidades que tímidamente van entrando en este sector tampoco hacen esfuerzos sobrenaturales por ofrecer estos productos a sus clientes.
Las principales opciones que tenemos para que nuestro dinero esté resguardado y crezca contribuyendo a un mundo más sostenible y alejándonos de la furia de la especulación financiera salvaje son la Banca Ética y la Inversión Socialmente Responsable (ISR).
La Banca Ética es un concepto financiero que basa el crecimiento del los capitales depositados en sus cuentas en los beneficios obtenidos por proyectos que, de manera comprobada, promocionan la sostenibilidad, la integración, la cultura, el medio ambiente, el emprendimiento social, etc. Es decir, proyectos de bajo impacto negativo en la sociedad, que deben rendir cuentas de su desarrollo y deben responder de sus procesos de trabajo y productivos ante el banco, cumpliendo los criterios establecidos a tal efecto. Una empresa armamentística nunca entraría dentro de estos criterios, mientras que una cooperativa agrícola ecológica sí. O una compañía de Danza, o un Supermercado Sostenible, para entendernos.
La Banca Ética, además, se compromete a mantener puntualmente informados a los clientes sobre los proyectos seleccionados y su desarrollo, tiene total transparencia en sus cuentas y permite que sus usuarios puedan donar parte de sus intereses a organizaciones que respeten los criterios anteriormente comentados.
Actualmente, en España operan directamente con clientes particulares siguiendo estos criterios Triodos Bank, Coop 57 y Fiare. Triodos dispone de cuentas operativas, y permite el cobro de nómina y la domiciliación de recibos, mientras que Coop 57 y Fiare están algo más orientados al ahorro o al préstamo a proyectos.
También hay otros proyectos en marcha como OikoCredit, que permite invertir directamente en proyectos, o GAP Grupo de Apoyo a Proyectos. En otro orden de acercamiento al sistema financiero existe la plataforma JAK España, que apuesta por un sistema de créditos e inversiones en el que el objetivo no sean los intereses, entendidos éstos como una fuga de capitales de la economía real a la economía financiera.
Estos proyectos de banca ética son la pica en Flandes, un tendencia que se va extendiendo [y puede observarse en el crecimiento de clientes que tienen entidades como Triodos] pero que sigue siendo una gota en el mar financiero.
La otra gran pata de todo esto es la Inversión Socialmente Responsable. Algo que la Banca Ética practica porque está en el core de su negocio, pero que la Banca Comercial está empezando a aplicar, a veces, con muy poco salero.
¿Qué es un fondo socialmente responsable? Un fondo ISR tiene en cuenta los criterios financieros (evaluación de riesgos- beneficios) como cualquier otro fondo y además, implica una evaluación de los criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) y debería implicarlos como una condición sinéquanon para optar o no por invertir en un proyecto. Es decir una evaluación puramente financiera y otra extrafinanciera. La intención de un ISR es asegurarnos que nuestro dinero no sólo se invierte en proyectos que trabajan por la sostenibilidad sino que incluyen criterios de transparencia y que contribuyen a modificar el viejo modelo basado solamente en los aspectos financieros.
Hay que diferenciar, sobre todo a la hora de que nos informen en la sucursal, entre fondos socialmente responsables y fondos solidarios. Porque el fondo solidario lo que hace es dedicar una parte de la comisión que percibe la entidad a proyectos solidarios, algo que estaría más cerca de la filantropía que de una aproximación a un modelo distinto de gestión finaciera.
Pero queda mucho por hacer a la hora de implicar a las grandes entidades en este tipo de inversión. Podéis hacer la prueba. Tal y como se explicaba el pasado viernes en las jornadas «Dimensiones de la responsabilidad social corporativa», organizadas por la Cátedra Teléfonica-UNED de RSC y y Economistas sin Fronteras, si sois clientes de una entidad bancaria tradicional, acercaos a vuestra oficina y pedidle a vuestro agente que os explique qué opciones de inversión socialmente reponsable tienen en la entidad para hacer una aportación. Lo más probable es que el agente «normal» no las conozca y te remita al director. Y el director de la sucursal, que probablemente sí las conocerá, hará todo lo posible por convencerte de que elijas otro producto no responsable en base a que vas a obtener mejores intereses. Y porque también el banco va a sacar mucho más beneficio de la inversión insostenible tradicional.
En este enlace, por ejemplo, vemos la última actualización del laboratorio de fondos de inversión socialmente responsable de la Cátedra Teléfonica-UNED, y podemos observar que algunos fondos supuestamente ISR, no tienen entre su listado de criterios el no invertir en empresas armamentísticas. Y en la mayoría no se tienen en cuenta criterios de Buen Gobierno Corporativo, algo básico para avanzar en esta nueva forma de aproximarse a los mercados. Eso sí, todos utilizan herramientas de certificación como EIRIS o ASSET 4 para conocer el desempeño de las empresas que podrán participar como beneficiarias de la inversión.
Spainsif, el foro español de Inversión socialmente responsable dispone de una guía que os permitirá conocer mucho mejor este tipo de productos, donde encontrarlos y qué herramientas usar a la hora de negociar con vuestra entidad para que vuestro capital vaya a parar a las manos de quien vosotros queréis.